miércoles, 16 de junio de 2010

VII (Cuaderno de Borneo)

Francisco Hernández (México, 1946 - )

Agua llovediza, agua pluvial, aguanieve
aguaviento, turbión.
Argavieso, manga de agua, turbonada,
temporal, orvallo.
Agua negra, agua blanca, mollizna, tromba,
rocío envenenado, mata polvo,
aguafuerte, aguamuerte, insistencia lustral.
Al nombre que respondas, no me importa.
Ten piedad de nosotros.

martes, 4 de mayo de 2010

El arroyo

Jacques Prévert (Francia, 1900-1977)

Ha pasado mucha agua bajo los puentes
y enormes cantidades de sangre
Pero a los pies del amor
corre un gran arroyo blanco
Y en los jardines de la luna
en los que cada día se celebra tu fiesta
ese arroyo canta mientras duerme
Y esa luna es mi cabeza
donde gira un enorme sol azul
Y ese sol son tus ojos

sábado, 10 de abril de 2010

Deshojación sagrada


César Vallejo (Perú, 1892-1938)

Luna! Corona de una testa inmensa,
que te vas deshojando en sombras gualdas!
Roja corona de un Jesús que piensa
trágicamente dulce de esmeraldas!

Luna! Alocado corazón celeste
¿por qué bogas así, dentro la copa
llena de vino azul, hacia el oeste,
cual derrotada y dolorida popa?

Luna! Y a fuerza de volar en vano,
te holocaustas en ópalos dispersos:
tú eres talvez mi corazón gitano
que vaga en el azul llorando versos!...

lunes, 5 de abril de 2010

Cuadragésima tercera palabra


Juan Carlos Bustriazo Ortiz (Argentina, 1929- )

Adónde vas, poeta nochernícola,
de austera sal, de halo melancólico?
Y el primo amor, o bien, el tu penúltimo?
Y el vaso azul? Erótico y arqueólogo
te sientes bien, mi vate, muy católico?
Eres o no el juglar, el archimítico,
el hacedor maniático, elegíaco
de tu canción? O estrilas de neurótico
talante, o vas de túnica, de báculo
por la vastura de la noche eólica?
Ay semoviente, austral humano mágico,
nómade Juan, desnudo en lo fonético?

jueves, 11 de marzo de 2010

Canción de la niñez

Peter Handke (Austria, 1942- )

Cuando el niño era niño,
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente,
y este charco el mar.

Cuando el niño era niño,
no sabía que era niño,
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.

Cuando el niño era niño,
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ningún hábito,
frecuentemente se sentaba en cuclillas,
y echaba a correr de pronto,
tenía un remolino en el pelo
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.

Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué yo soy yo y no soy vos?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allá?
¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol es tan sólo un sueño?
Lo que veo oigo y huelo,
¿no es sólo la apariencia de un mundo frente al mundo?
¿Existe de verdad el mal
y gente que en verdad es mala?
¿Cómo es posible que yo, el que yo soy,
no fuera antes de existir;
y que un día yo, el que yo soy,
ya no seré más éste que soy?

Cuando el niño era niño,
no podía tragar las espinacas, los porotos,
el arroz con leche y la coliflor.
Ahora lo come todo y no por obligación.

Cuando el niño era niño,
despertó una vez en una cama extraña,
y ahora lo hace una y otra vez.
Muchas personas le parecían bellas,
y ahora, con suerte, sólo en ocasiones.
Imaginaba claramente un paraíso
y ahora apenas puede intuirlo.
Nada podía pensar de la nada,
y ahora se estremece ante a ella.

Cuando el niño era niño,
jugaba abstraído,
y ahora se concentra en cosas como antes
sólo cuando esas cosas son su trabajo.

Cuando el niño era niño,
como alimento le bastaba una manzana y pan
y hoy sigue siendo así.

Cuando el niño era niño,
las moras le caían en la mano como sólo caen las moras
y aún sigue siendo así.
Las nueces frescas le eran ásperas en la lengua
y aún sigue siendo así.
En cada montaña ansiaba
la montaña más alta
y en cada ciudad ansiaba
una ciudad aún mayor
y aún sigue siendo así.
En la copa de un árbol cortaba las cerezas emocionado
como aún lo sigue estando.
Era tímido ante los extraños
y aún lo sigue siendo.
Esperaba la primera nieve
y aún la sigue esperando.

Cuando el niño era niño,
tiraba una vara como lanza contra un árbol,
y ésta aún sigue ahí, vibrando.

Trad. Gabriela Fanzone

lunes, 1 de marzo de 2010

Allá donde las lagunas son el cielo...


Juan Cunha (Uruguay, 1910-1985)

Allá donde las lagunas son el cielo
Tuve mi vacación de vacas verdes
El viento era un caballo sin escalas
y yo me le sentaba firme al flete

El sol
Era un melón
La tarde
Una sandía
Y la vida
La vida una pura gana
De morder y morder manzanas

Pero de esto hace mucho

martes, 23 de febrero de 2010

Donde sólo se habla de amor

Juan Bañuelos (México, 1932- )

A los hombres, a las mujeres
que aguardan vivir sin soledad,
al espeso camaleón callado como el agua,
al aire arisco (es el aire un pájaro atrapado),
a los que duermen mientras sostengo mi vigilia,
a la mujer sentada en la plaza vendiendo su silencio.
En fin, diciendo ciertas cosas reales
en una lengua unánime, amorosa;
a los niños que sueñan en las frutas
y a los que cantan canciones sin palabras en las noches
compartiendo la muerte con la muerte,
los invito a la vida
                         como un muchacho que ofrece una manzana,
me doy fuego
                         para que pasen bien estos días de invierno.
Porque una mujer se acuesta a mi lado
                         y amo al mundo

viernes, 12 de febrero de 2010

Rata-sirena-fáustica

Oliverio Girondo (Argentina, 1891-1967)

¿Te molesta que roa tu techo,
tu silencio?

Pero dime
-si puedes-
¿qué haces,
allí,
sentado,
entre seres ficticios
que en vez de carne y hueso
tienen letras,
acentos,
consonantes,
vocales?

¿Te halaga,
te divierte
que te miren,
se acerquen,
y den vueltas y vueltas
antes de permitirles
echarse,
como un perro,
en tus páginas yertas?

Podrá tu pasatiempo ser harto inofensivo;
pero alguien que posee los dientes más prolijos,
más agrios que los míos,
al elegir la víscera que ha de roerte un día
-si es que ya no se aloja en una de tus venas.,
torna estéril y absurdo
ese fútil designio de escamotear la vida.

Allí están las ventanas
que te dan un pretexto
para abrir bien los brazos.

Asómate al marítimo
bullicio de las calles,

¿No oyes una sirena que llama desde el puerto?...

lunes, 8 de febrero de 2010

Vuelo más allá del aliento en el que escribo

Mario Santiago Papasquiaro (México, 1953-1998)

Ni la tinta de las calles
ni el hedor de los cuartos menguantes son mi encierro
Las vaginas & los soles giran / pastan
al trote de mis ojos de becerro
Vuelo al gozne
al intersticio
al menor pie del menor brote
Adicto calamar a las luciérnagas
A la luz plexus carnal la chupo adicto
Bajo mamey / hamacas de guayabo
Esquirlas de estrellas bien bajadas
Del lóbulo al talón
de tanto amor
aun sin dirección / las llevo a sitio
De lóbulo a talón
aun sin bendición
me voy de hocico
¿Para qué pues la vida flor / el rol plusvivo?
Vuelo más allá
Canijo ritmo
El don de mi azadón salió cabrio
La piel de mi panteón sacude al frío
Vuelo más allá
: Pegasos míos :

jueves, 21 de enero de 2010

Más tarde, han de bailar

Bob Kaufman (E.U.A., 1925-1986)  
En la ciudad de San Francisco han derrocado la estatua de San Francisco,
y todos los colibríes vuelan hacia delante en protesta, tarareando poemas emplumados.
Bodenheim denunció a todos y escribió. Bodenheim no tenía dulces sueños de marihuana,
patriótico bebedor de Muscat que no murió enserio, ningún amor de poeta para terminar, se fue.
Dylan tomó la siesta del gato de piedra en San Vicente, cerveza del Vaticano, ninguna defensa;
ese poema gritaba desde su habitación lleno de monjas, un insulto al cerebro, nervios,
ahorra ahora desde Swansea, caballos blancos, aves cebada, poemas ronquido, el ave de Gales.
Billie Holiday se perdió en el metro y se quedó ahí para siempre,
cultivó pequeños jardines de paz interior en estaciones fuera del camino,
y continuará viviendo en envoltorios de jazz silente por siempre amada.
Mi rostro se siente como un mapa viviente de alivio emocional, por siempre húmedo.
Mi cabello se enrosca en anticipación de mi propia jardinería salvaje.
Pobre Edgar Allan Poe, murió traducido, en pantalones sin planchar, terminó en luz,
rodeado de gusanos de oro extáticos, su éxodo bendecido por la orgía de Baudelaire.
Ya sea que soy o no un poeta, utilizo cincuenta dólares de aire cada día.
Con el propósito de existir me escondo en pilas de poemas azules y rojos
y abro pequeños sensuales parasoles, cantando la canción de la uña enterrada,
bebiendo tibias beatitudes.
Trad. Svetlana Pribilowska Garza

: Quiquiriquí


Jesús Arellano (México, 1919-1979)

Nidal mi corazón del más varonil gallo enchispa su galillo en aborígenes luceros
Quiquiriquíes a perfil gentilicio despabila ciudades y campiñas

Tornasolero enrojurece si en buen juicio no pide a cántaros la paz
Etílico de orgullo le hace rueda a la vida y le embarga la cola maternal a la Tierra
O suntuario a los redobles de algodón lunalunero electroniza pájaros y electrifica rosas

Lencería de los vientos se aluza con el pica la cabeza y lebrón se emplumoniza los penachos para que así por siempre se empurezcan nuestros pobres sentimientos como los de justicia y como los de amor
El rojo corazón de un varonil gallo

jueves, 14 de enero de 2010

El canto del gallo

Jesús Arellano - El canto del gallo

Luna Park

Luis Cardoza y Aragón (Guatemala, 1904-1992)
I
a Ramón Gómez de la Serna
Siglo XX,
Nuevo Renacimiento,
Aquí está la vida mía:
Nací cuando el sollozo del último siglo,
no se oía ni un solo eco,
y aeronauta ebrio de vértigo,
¡lancé mi lastre al pasado
y me hice todo alas!
Tal vez mis ojos tengan
las retinas convexas
y mi visión sea única:
Mi mundo es deformado,
dolorido,
el mundo de los otros
reflejado
en mis curvos espejos.
(En los curvos espejos
de la vida el gesto
mejor se ve porque se ve grotesco.)
Me canta la adolescencia sus misterios,
—¡canciones de sirenas!—
¡y es toda una locura mi ansia de vivir!
Derrochar juventud
como una fortuna
por mis ojos se escapa:
Son dos geysers de espíritu.
¡Sed de saber del placer,
del dolor, del amor y del odio,
del misterio de la vida y la muerte:
¡Vivir, vivir, vivir!
Y en la armonioso locura del mundo
—montaña rusa espiritual—
el alma despeñar!
¡Que cada día que pase esté pleno
de un nuevo episodio,
mi aventura en la vida!
Nací odiando la monotonía.
De las almas en paz,
odio la llanura
por no accidentada:
¡Que alfombre la llanura
la senda en donde pasan
galopando las montañas!
¡Un grano de locura
floreció en mis entrañas!

martes, 12 de enero de 2010

Poema a finales del año 1983

Henrik Nordbrandt (Dinamarca, 1945- )
El día más corto del año
fue además el más hermoso
gracias a la jirafa
ese extraño animal que se te aparece
cuando necesitas saber
que algo es extraño
y hermoso, como por ejemplo el concepto “ángel”
o los inexplicables saltos en la teoría de la evolución:
Gracias a uno de ellos
pudo con su largo cuello llegar hasta allí arriba
donde también mi sueño debía interrumpirse
y todas las escaleras se habían podrido durante mis intentos
-así que un sol que yo no había visto en meses
tuvo de repente algo que iluminar de nuevo:
Un par de extraños cuernos patéticamente inútiles
y unas largas pestañas
muy por encima de un muro con manchas de musgo grisáceo.
Después con un delicioso movimiento le hizo
señas a la noche y desapareció de nuevo tras el muro.
¡Oh, ballenas! ¡Oh, pavo reales! ¡Y ustedes, monos chillones!
¡No despierten al viejo Mr Darwin
que duerme tranquilo a bordo de su barco fantasma!
¡No le quien la ilusión
de que el orden reina en la tierra
y de que las plumas se construyen por sí mismas
para aquel que necesita volar!
Y como ya se ha demostrado hace tiempo
que el abejorro no lo ha conseguido
-¡dejen pues simplemente que un círculo de verdaderos ángeles
hagan guardia alrededor de su litera!
Trad. Francisco Uriz

sábado, 9 de enero de 2010

Nadie podrá decir sopa, caldo aguado, tú eres culpable…

Ricardo Castillo (México, 1954- )
Nadie podrá decir sopa, caldo aguado, tú eres culpable.
Ésos sólo tocan la campana y dicen ver en lo clarito.
Pero ciempiés tan ciego el pensamiento
saca sus olas i desbarata: el mundo se cae
y ésos se sienten los buenos "soy obediente,
aborrezco el desvelo, amo poquito y no sueño"
Dios convertido en su alcahuete y su policía,
los ahorros en las sudorosas manos no alcanzan para ir a la eternidad,
la vida guardada en un cofre hasta perder la llave,
disfraz sin baile, sin invitados, la no mancha confundida con la claridad.
Penetra, muchacho, aguanta esta bruma,
un trago de alcohol necesita Dios aquel día,
Pero el mundo no ha muerto. Acaso
son días en que la luz oferta miedo,
elevador atorado, rodillas en el cuello,
extraviados en casa propia, estampados del propio lamento;
pero no falta un clavo, una bacha que haga el milagro,
lagañas lavadas, tragos lavafuegos.
Ya casi sin confiar en el paladar amargo,
no entendía la broma, acreditaba pesadilla,
no gajes del oficio, no esta voz sin padre,
no madre, no hijo, saliva ajena para siempre mía.

martes, 5 de enero de 2010

Tractatus de sortilegiis

Óscar Hahn (Chile, 1983- )

En el jardín había unas magnolias curiosísimas, oye,
unas rosas re-raras, oh,
y había un tremendo olor a incesto, a violetas macho,
y un semen volando de picaflor en picaflor.
Entonces entraron las niñas en el jardín,
llenas de lluvia, de cucarachas blancas,
y la mayonesa se cortó en la cocina
y sus muñecas empezaron a menstruar.
Te pillamos in fraganti limpiándote el polen
de la enagua, el néctar de los senos, ves tú?
Alguien viene en puntas de pie, un rumor de pájaros
pisoteados, un esqueleto naciendo entre organzas,
alguien se acercaba en medio de burlas y fresas
y sus cabellos ondearon en el charco
llenos de canas verdes.
Dime, muerta de risa, adónde llevas
ese panal de abejas libidinosas.
Y los claveles comenzaron a madurar brilloso
y las gardenias a eyacular coquetamente, muérete,
con sus durezas y blanduras y patas
y sangre amarilla, aj!
No se pare, no se siente, no hable
con la boca llena
de sangre:
que la sangre sueña con dalias
y las dalias empiezan a sangrar
y las palomas abortan cuervos
y claveles encinta
y unas magnolias curiosísimas, oye,
unas rosas re-raras, oh.